El libro-fantasma de El libro
uruguayo de los muertos, de
Mario Bellatin, se hace presente
en un “Kamishibai” sobre
una bicicleta recuperada de
alguna azotea de Oaxaca, por
el mejor amigo de la actriz
que, a causa de las condiciones
defectuosas que presenta la
infraestructura de la ciudad,
ahora no está en la obra de
teatro, ya que la llanta delantera
de su bicicleta entró de lleno
en una abertura anómala
produciendo que su cuerpo se
proyectara a una gran velocidad
sobre el pavimento,
mientras la bicicleta caía unos
metros mas allá, entorpeciendo
el transito.


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